Uno
de esos hijos bastardos que luego serían legitimados por los Reyes Católicos
era Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza futuro Marqués del Zenete. Su nombre se debe a la pretensión del
Cardenal de que los Mendoza emparentaban con el Cid Campeador incluso le
consiguió el Condado de Cid en tierras de Jadraque, Guadalajara.
Rodrigo
de genio muy vivo y violento teniendo una existencia inquieta y turbulenta, luchó
en las guerras de Granada al lado de su tío el II Conde de Tendilla, especialmente
en la toma de Baza y se casó con Leonor de la Cerda en 1492 pasando a residir
en Jadraque, donde al poco tiempo
falleció su esposa en 1497 a
consecuencia dicen las malas lenguas de las múltiples infidelidades
de su esposo.
Posteriormente
desplazó temporalmente su vivienda a Italia donde le intentaron casar con la
propia Lucrecia de Borgia y fue allí donde se impregnó del gusto arquitectónico
renacentista.
Volvió
a España y es aquí donde empieza la
verdadera leyenda de casquivano y juerguista Rodrigo, donde se enamoró
perdidamente de la quinceañera María
Fonseca y Toledo, una muchacha mucho más joven que quedó prendada de él. En su locura de amor pidió
casarse con la muchacha y la Reina Isabel la Católica lo prohibió, hasta tal punto que a ella la
encerró en un convento y a él le amenazó con la cárcel.
Pero
han dado con un Mendoza y este ni corto ni perezoso raptó a María Fonseca del
convento y se desposaron en Coca sin el
consentimiento real.
La
reina Isabel al verse burlada de sus reales mandatos dio las pertinentes ordenes para encerrar a
Rodrigo en la cárcel y trató de casar a María con otro y que a pesar de las
palizas, ésta le seria fiel a Rodrigo.
Este llego a acusar a la Reina Isabel de coautora de bigamia.
Él
estuvo encerrado en la cárcel hasta la
muerte de la Reina en 1504, después fue liberado por Felipe el Hermoso nuevo
rey de España. Aún locamente enamorado
de María de Fonseca, llevó a cabo un plan para sacarla del convento en el que
estaba recluida desde su separación y en el 1506 la pareja enamorada se casó canónicamente.
Tal
fue el amor de Rodrigo a hacia su nueva esposa que decidió dejar Jadraque y
construir un Castillo-Palacio a su amada en la Calahorra.
Pero
la construcción no sería como las demás fortalezas del reino, esta tenía que
ser algo especial para que su amada se sintiera dentro de él como una princesa
del renacimiento y así se lo encargó al Arquitecto Lorenzo de Vázquez. Poco
duró este arquitecto a las ordenes del Marqués del Zenete, las desavenencias
entre ellos se hicieron patentes y el Marqués contrató a Michele Carlone.
Este
primeramente trabajó en su taller de Génova desde donde enviaba los mármoles de
Carrara ya labrados al puerto de Almería y posteriormente seguir las obras
desde el propio Castillo.
Las
figuras que adornan las distintas estancias del la fortaleza están inspiradas
en la mitología grecorromana y los
textos de salmos bíblicos ofrecen un
lectura humanista al edificio, un exterior adusto, rudo y parco de detalles
ante un interior engalanado, rebosante de vida y de detalles.
Antes
de dejar el Castillo de la Calahorra para trasladarse definitivamente a tierras
de Valencia, el Marqués dejo una serie de pistas en los relieves que adornan la
portada del salón de los marqueses, donde la mitología es la protagonista y
como buen humanista busca la vuelta a la antigüedad y a la adopción de
elementos simbólicos. Quien sepa hacer una lectura hierática descubrirá donde
se encuentra un precioso camafeo rosado traído de Nápoles por su hermano
engarzado en un collar de oro que regaló a María de Fonseca el día de su boda y
como cuenta la leyenda este se ocultó en
un rincón secreto de la fortaleza que fue construida por amor y por
amor se desvelara su ubicación…
A
modo de información les describiré como está decorada la portada del salón de
los Marqueses; Se resuelve a modo de arco de triunfo romano,
sobresaliendo su programa iconográfico basado en la mitología clásica y con una
fuerte influencia de los dibujos del Codex Escurialensis.
En las pilastras laterales,
están tallados cuatro nichos con relieves de Hércules Farnesio, dios Apolo y
las diosas de la Fortuna y la Abundancia.
En los pedestales, sendas representaciones sobre los trabajos de Hércules: la batalla contra hidra de Lerna y la captura del toro de Creta. En el friso
superior se sitúan relieves de las diosas marinas y tritones, y en las jambas dos
bustos de emperadores romanos.
Desvelen
el misterio…..