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Los Pasteleros de Notáez.

miércoles, 6 de mayo de 2015



Notaez.
Notáez mantiene la tipología típica de la Alpujarra granadina, situado en la umbría de una montaña sobre el valle del rio Guadalfeo, esteanejo deAlmegíjar, expone a los cuatro vientosla vida tranquila que da el sosiego del lugar. Sus calles estrechas y encaladas, llenas de macetasrecorren este pequeño pueblocreando mágicos pasadizos llamados “tinaos”, lugar preferido de duendes y hadas que se esconden de los forasteros para gastarles inocentes bromas cuando están durmiendo. Notáezestá lleno de lugares sorprendentesdonde el alma se reconcilia con el corazón, la pazha sustituido a la algarabíade los chiquillos que antaño jugaban en la plaza de la iglesia o alrededor de la mítica fuente que sirve de abrevadero. Es el sino de estos pueblos pequeños donde el trabajo escasea y hay que emigrar para buscarse la vida. Son sus pocos vecinos buenos anfitriones que no dudan en ofrecer un vaso de vino de la Contraviesa mientras hierran a un mulo tordo oesquilan las ancas traseras del equinoen filigranas dignas del mejor de los artistas. El antiguo lavadero hoy convertido en un jardín colgante se encuentra lleno de macetas y flores, mantiene las añejas pilas donde las vecinas se ponían al día de lo acontecido en el pueblo yen tiempos no muy lejanosfue conocido en la comarca por sus deliciosos dulces moriscos.


 Cuenta la leyenda que…eran tres hermanos los que ayudaban a su padre en elbien guardadosecreto de la repostería morisca. Durante años habían endulzado la vida de los habitantes de Notáez y su alrededores con materias primas de primera calidad, nueces, higos secos, almendras y algunos toques de cilandro, menta, hierbabuena, pasas,canela y miel elaborado bajounasecreta receta que se había transmitido de generación en generación y que los convertía en únicos en cuanto sabor y textura. Solo había un problema…los hijos, los irascibles hijos del pastelero que como siempre ocurre donde hay dos, tres son multitud y los roces empezaron a florecer en el seno de los  hermanos.

—¡Padre, Alberto no ha mezclado bien la masa y ahora esta blanda!

—¡Ha sido Pablo que no echado la harina a su tiempo!

—¡Si Fabián hubiera traído el agua cuando le dije…ahora no tendríamos el problema!—respondió Pablo.

—¿Cuando vais a dejar de pelearos?—decía el pobre padre. —¡Así no hay quien trabaje!––se lamentaba.


El hombre sufría en silencio el desencuentro de los tres hermanos, reconociendo que cada uno tenía sus virtudes, tenaces, trabajadores y amantes de su trabajo.Pero ¿cómo hacer que los tres se llevaran bien? Esa era la pregunta que cada día se hacia.

Un día apareció por Notáez una gitana metida en años a la que le acompañaba una linda muchacha de pelo azabache y ojos verdes como las aceitunas,las dos iban por los pueblos vendiendo canastas de caña y cestas de esparto.

––Buendía nos de dios, maese pastelero.––saludo la gitana.­­––¿Podría ponerme una docena de “alfajoes”?

––Ahora mismo…¡Alberto trae la bandeja de alfajores!–– el muchacho llevaba la bandeja en las manos cuando se quedo encandilado de la belleza de la joven tropezando con su hermano Pablo yendo a parar todos los dulces al suelo. De nuevo empezó la discusión, mientras el pobre pastelero se ponía las manos en la cabeza.

––Parece que los muchacho no se llevan bien– dijo la gitana.

––¡No sabe lo que es aguantarlos todo el día, esto es un sinvivir!

––Uhm…quizás pueda ayudarle.

––¿Cómo?

––Antes de nada, ¿que obtendría cambio?

––¡Lo que quiera, con tal de que éstos dejen de pelearse!

––¿Si pongo paz en esta casa…usted me dará la receta secreta de sus pasteles morunos?

Aquel acuerdo no le gusto mucho al pastelero que aceptó a regañadientes.

––Trato hecho.­­––respondió .

La gitana se reunió con los tres y propuso: Aquel que sorprenda con el pastel mas rico y apetitosoa mi sobrina,aquí presente, será el elegido para casarse con ella.––los tres hermanos se miraron entre si y como por resorte empezaron a elaborar cada cual el pastel que ganaría el corazón dela preciosa joven.

Fabián tenía el don de elaborar las mejores peladillasde la comarca, Alberto hacia unos almendrados que eran un lujo para el paladar y que decir del más pequeño de la familia, Pablo, sus empanadas con mezcla de salado y dulce,eran las delicias de la Alpujarra.

Fabián fue quien conquistó el corazón de la muchacha con sus exquisitas peladillas. Al mes se casaron y se fueron a vivir a Cadiar de donde era oriunda la novia y ahí puso un obrador para seguir con la tradición familiar. Ya solo quedaban dos en casa del padre.

—¡¡¡Te dije que vigilaras el horno…has quemado los almendrados a cosa hecha!!!—reprochabaAlbertoa su hermano Pablo.

—¡¡No soy tu esclavo!! y si estas utilizando el horno deberías de vigilarlo, para eso son tus almendrados!!

De nuevo las discusiones brotaron en la pastelería y de nuevo apareció la gitana con otra muchacha de pelo rubio como el trigo y unos ojos azules como el alba. Repitió la misma propuesta que a su hermano Fabián…y Alberto conquisto el corazón de la chica con sus almendrados con frutos secos y miel. Al mes se casaron y se fueron a vivir a Torvizcón donde puso otro obrador. Solo quedaba en casa del pasteleroel pequeño Pablo que no paraba dediscutir con su padre. Al poco volvió a presentarse la gitana con una nueva sobrina de pelo rojizo como una puesta de sol y ojos miel que atrapó el corazón del joven. No hubo que afanarse mucho en la receta de las empanadas pues al probarlas quedo prendada del más pequeño de los pasteleros quedándose a vivir en Almegíjar,  donde puso otro obrador.

Ya no hubo más discusiones ni reprochesen casa del pastelero, la vida de aquel hombre se lleno de paz y tranquilidad, solo veían a sus hijos en señaladas fiestas donde se reunía con ellos y sus mujeres para hablar de sus prósperas pastelerías.

Y así fue como la gitana apareció al año siguiente reclamando su recompensa.

––Yo he cumplido mi parte y ahora solo te queda desvelarme el secreto de las recetas de tus famosos pasteles morunos.

––Si te las doy… cualquiera podrán hacerle la competencia a mis hijos….

––¡ Ese no fue el trato al que llegamos!––le respondió la gitana indignada.––¡Me has engañado y no puedo volver a dejar las cosas así!

––Lo siento, debo proteger el futuro de mis hijos… si aceptas te daré dinero para compensarte.

––¡No quiero dinero solo que cumplas tu palabra…

––¡No puedo, la tradición familiar me obliga a transmitir el secreto a mis descendientes y todos sin excusa a guardar el secreto de su elaboración. Así me lo confiaron a mi y así hare yo.

––Pues, si no vas a cumplir lo pactado…––la gitana le miro con el entrecejo fruñido y llevándose los dedos cruzados a los labios, le hecho una maldición. —¡Serán tus hijos los últimos de tu linaje y con ellos morirá tu secreto!—con esas palabras sentenció lo que años más tarde sería un hecho.

Los tres hermanos murieron sin descendencia y con ellos a la tumba fue su secreto.