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El regalo de Navidad.

miércoles, 13 de enero de 2016



Cuenta la leyenda que…hubo un país llenos de reyes y bufones, de duendes y brujas, de hechizos y magia, solo que los miran a través del espejo de la imaginación podrán ver a estos personajes fantásticos, pues no todos los mortales tienen esa capacidad de conocer tan de cerca a esos seres que habitan con nosotros.
Un día el príncipe Rodrigo hijo del dueño y señor de la Alcazaba de Guadix miro por las almenas y vio, como las primeras nieves del invierno comenzaban a dejar caer su manto blanco sobre las cumbres de Sierra Nevada, el invierno había llegado casi sin darse cuenta. Desde que descubrió la sala de las hadas el tiempo se le pasaba volando. Se había hecho muy amigo de una en especial llamada Accitania, esta hada siempre estaba jugando con él y a pesar de que su padre le había suplicado no entrar en aquella sala, Rodrigo la visitaba a escondidas todas las noches y jugaba con ella casi hasta el amanecer. Una noche cuando todos dormían en la Alcazaba, le dijo a Accitania.
            ––Se acerca la navidad y quisiera regalarle a mis padres algo especial, algo que nadie pueda tener en este mundo.
            ––Difícil me lo pones amigo mío, pues complicado poder satisfacer a los reyes de la Alcazaba.––Le contestó Accitania.
            ––Tu tienes muchos amigos en todas partes podrías ayudarme a buscar ese regalo tan especial. ––Accitania lo miró con ternura, moviendo levemente sus orejas puntiagudas.
            ––Ya lo tengo Rodrigo, ¿y si le regalas un Bosque Encantado?, yo se donde hay uno muy cerca de aquí en el pueblo de Lugros.
Bosque Encantado
            ––¿Podemos traerlo hasta aquí?
            ––No creo que la bruja Maruja nos deje, no les gusta los humanos, dicen que siempre están incendiando todo lo que tocan y además está custodiado por dos grandes lobos de la sierra.––Los dos bajaron la cabeza pensando en otro regalo.
            –– ¡¿Y un castillo?!––Preguntó Rodrigo ilusionado.
            –– ¡Se dé uno que está cerca, en el pueblo de la Calahorra!—dijo Accitania también ilusionada. — pero tiene un fantasma llamado Mendoza con muy malas pulgas y no creo que a tu madre le guste.— dijo un poco desencantada.
            ––Podríamos intentar coger una rama del viejo Fresno del Punto en Polícar, dicen que de sus ramas se hacen las mejores varitas mágicas de la comarca.
            ––Eso estaría muy bien…solo que me da miedo que no sepan usarlas adecuadamente y tengamos un accidente en la Alcazaba.
            ––Tienes razón mis padres son muy torpes para la cosas mágicas.
            ––Podríamos preguntarle al duende Leandro de las cuevas de Beas de Guadix, este tiene primos en la Tierra Media, quizás ellos puedan ayudarnos.
            ––¡Accitania debe de ser un secreto, no quiero que nadie se entere y estropee la sorpresa…Lo que hagamos lo haremos solos, tú y yo!
Accitania lo miró con sus ojos azul cielo y le dijo.
            ––¡Muy bien valiente a ver que se te ocurre, porque a mi se me están agotando las ideas!––dijo Accitania un poco enojada.
Fresno de Policar.
––Podíamos hablar con el señor de las aguas del Balneario de Alicún, allí en la gruta donde manan las aguas termales existe una mina de gemas con propiedades extraordinarias.
–– ¿Y que hacen para que sean extraordinarias?––preguntó Rodrigo.
–– Dicen quien coja una de sus gemas de color rojo fuego nunca tendrá frío en su cuerpo, por eso salen tan caliente las aguas en la superficie.
–– No me parece mal…pero te imaginas ¿no poder sentir el fresco del amanecer, la nieve bajo tus pies o saborear los helados del verano?
––¡Quita, quita no he dicho nada!
––Quizás si nos quisiera dar una de sus joyas la Dama de Baza, creo que eso sería un regalo perfecto.
––Con la Dama hemos topado, desde que la desenterraron, va de diva por el mundo, no hay quien le aguante…que si soy una pieza única, que si no me toquéis las pinturas, que necesito un equipo de arqueólogos para que me ponga guapa…esta insoportable.
––¡Pues como sigamos desestimando ideas va a llegar el día de navidad y no voy a tener nada con que regalar a mis padres!
––¡Creo que lo tengo!––Le dijo Accitania dándole un beso en la frente, confía en mi.
Y llego el día de Navidad y en la habitación solo se oía un pitido rítmico, pi…pi…pi y alguna voz que hablaba bajito.
            –– ¿Rodrigo estás ahí?––le pregunto Accitania. –– ¿Preparado para darle el regalo a tus padres?
            ––¡Claro, he estado toda la semana preparándome para este momento!
            ––¡Pues empieza a despertar poco a poco!
Los padres de Rodrigo estaban a cada lado de la cama en el hospital de Guadix, sus caras reflejaban el cansancio de muchas semanas de vigilia, la tristeza habían invadido sus almas y las noticias de los médicos no daban buen augurio al desenlace del accidente que sufrió Rodrigo.
            ––¡Rodrigo despierta, este será el mejor regalo que le des a tus padres!––le susurró Accitania al oído.
Poco a poco las manos del niño empezaron a moverse y entre una neblina pudo ver a su madre.
            ––¡Virgen Santa, ha movido las manos!––grito la madre.
Poco a poco Rodrigo abrió los ojos encontrándose a sus padres llorando como dos niños al los que le acaban de hacer el regalo más preciado de sus vidas… la vuelta a la vida de su hijo.    
             
Catedral de Guadix.